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Soñé que su piel era un mar inmenso.
En ella navegaba...
a veces abajo, a veces arriba.
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Soñé que su piel era un mar inmenso.
En ella navegaba...
a veces abajo, a veces arriba.
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Nunca podemos saber con seguridad para quién serán nuestras oraciones, ni de dónde vendrán las respuestas. Justo cuando pensamos estar lo más cerca de Dios, podríamos estar ayudando al diablo.
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