Nunca podemos saber con seguridad para quién serán nuestras oraciones, ni de dónde vendrán las respuestas. Justo cuando pensamos estar lo más cerca de Dios, podríamos estar ayudando al diablo.
. En medio de la gran barbarie natural, los seres humanos han conseguido a veces (pocas) crear pequeños lugares cálidos que irradian amor. Pequeños espacios cerrados, reservados, donde reinan el amor y la subjetividad.